3 de abril de 2012

Dismenorrea

Dismenorrea



¿Qué es la dismenorrea?

Se denomina dismenorrea a la menstruación dolorosa. Durante la menstruación suele haber cierta sensación de incomodidad o males tar, que se manifiesta con ligeros retortijones o un dolor sordo, sobre todo en su inicio, y que se acompaña a veces con síntomas como cefalea y diarrea. Pero para hablar de dismenorrea el dolor tiene que ser lo suficientemente acusado como para impedir la actividad normal (por ejemplo, ir al trabajo) y requiere tratamiento.

El dolor suele presentarse en forma de calam bres y se localiza en la zona baja del abdomen, pero se puede irradiar a la región lumbar o a los muslos. En su forma más típica es más agudo el primer día de la menstruación, para desaparecer cuando el flujo menstrual se ha establecido claramente.




Prevalencia de la dismenorrea

La dismenorrea esencial es frecuente, pero no se puede determinar una prevalencia determinada, ya que en la valoración del dolor hay factores subjetivos, y la efectivi dad de los tratamientos disminuye mucho la sintomatología.

Se cree que un 50% de las mujeres han sufrido dismenorrea en algún período de su vida.

Puede apare cer al final de la adolescencia (pico máximo a los 20 años, edad en que también son más fuertes los dolo res) para decrecer después la incidencia. Si la dismenorrea aparece después de los 30 años, la causa es casi siempre orgánica, es decir, hay que buscar una patología primaria que sea la causante.

Además se sabe que la dismenorrea primaria suele desapare cer tras el primer parto.

Es más frecuente en mujeres obesas y puede estar relacionada con el ejercicio físico pues en las deportistas es menos frecuente el dolor menstrual.

La dismenorrea ocurre cuando los ciclos son regulares y, por lo tanto, se asocia con la ovulación, también es lógico pensar que son más propensas las mujeres cuya menstruación cursa con sangrados abundantes y prolongados; así, es raro que se produzca en reglas de menos de 3 días de duración.


Factores que influyen en la dismenorrea

Existen algunos factores que pueden influir en la aparición de dismenorrea en la mujer, la gran mayoría físicos, aunque también psíquicos:

Factor cervical: 
Se basa en la necesidad de que se dilate el cuello uterino para la expulsión del endometrio descamado.

Función ovárica: 
Normalmente las muje res con ciclos anovulatorios no tienen dismenorrea, por lo que se cree que existe una relación entre el dolor y los factores hormonales que intervienen en las modificaciones del endometrio a lo largo del ciclo.

Se ha demostrado que la administración de preparados hormonales anovulatorios suprime el dolor menstrual, por lo que se confirmaría así esta teoría.

Prostaglandinas: 
Las prostaglandinas parece que tienen bastante influencia en los fenómenos endometriales previos a la menstruación, y son las responsables de las contracciones del útero que facilitan la expulsión del contenido menstrual.

Hormonas hipofisarias: 
La vasopresina u hormona antidiurética (al aumentar, su principal acción a nivel orgánico es la de disminuir la excreción de orina) estimula la contractilidad uterina en la mujer no embarazada durante la menstruación. Hay casos en los que la mujer dismenorreica llega a tener el doble de cantidad de hormona en relación a la cantidad normal.

Contractilidad uterina: 
En definitiva, el dolor menstrual está asociado a las contracciones del miometrio, y como estas se producen en todas las menstruaciones, el aumento de contractilidad uterina conducirá a la aparición del dolor, pero no está del todo aclarado cómo influye la contracción del útero en la producción del dolor.

Factores nerviosos: 
El crecimiento del útero durante el embarazo podría determinar una progresiva reducción de los neurotransmisores (sustancias que participan en la transmisión de impulsos entre dos neuronas o entre un nervio y un músculo) por degeneración de pequeños nervios, que solo se regeneran parcialmente después del parto, lo que podría explicar el hecho de que los dolores no aparezcan en las menstruaciones posteriores al parto.

Factores psíquicos: 
Influyen sobre todo en la percepción del dolor.


Tipos de dismenorrea

Las dismenorreas suelen dividirseen dos tipos, orgánicas(sintomáticas, adquiridas) y esenciales (funcionales, idiopáticas). En la dismenorrea orgánica el dolor menstrual es un síntoma de una alteración ginecoló gica; sin embargo, la dismenorrea esencial es aquella que aparece en mujeres en las que no se pueden evidenciar alteraciones orgánicas.

Por otra parte, las dismenorreas producidas por la composición del flujo menstrual (excesivo espesor del endometrio o formación de coágulos, lo cual no debe suceder en la sangre mens trual normal) se clasifican como esenciales porque el trastorno es funcional aunque las características clínicas no son las típicas.

También hay que hacer referencia a la alteración funcional que se origina cuando se forma un endometrio grueso, que se expulsa en la menstruación en bloque; suele ocurrir en mujeres jóvenes, y ocasiona dolores muy fuertes hasta que se produce la expulsión del bloque citado, tras lo cual el dolor remite y también remite la hemorragia (ya que termina la fase dedescamación endometrial), al producirse una descamación de golpe.

Otra clasificación divide las dismenorreas en primarias y secundarias. Teóricamente las primarias surgirían desde la primera regla, pero esto no sucede casi nunca, por lo que se suele denominar como dismenorrea primaria a la que se produce en jóvenes de 16-18 años, y secundarias a las que se presentan bastantes años después (cuando la mujer ya ha tenido, por lo tanto, muchos ciclos menstruales sin este dolor). Así, podría decirse que las primarias son como esenciales, mientras que las secundarias se acercan más a las orgánicas.

Además, se puede decir que en las orgánicas o secundarias el dolor suele tener la misma duración que la menstruación, mientras que en las esenciales o primarias suele desaparecer al segundo día de la menstruación.


Tratamiento de la dismenorrea

Lo primero a tener en cuenta es que el tratamiento de la dismenorrea debe establecerse de forma individualizada, según cómo sea la paciente, y según cómo sea el dolor.
Medidas higiénico-dietéticas

Se recomienda el ejercicio, ya sea la práctica de un deporte, la realización diaria de una tabla de gimnasia...

Es aconsejable seguir una dieta con pocas grasas, procurando mantener un peso saludable.

En los momentos de máximo dolor se recomienda re poso, aplicación de calor, ejercicios de relajación, ducha con agua caliente (aunque esté presente el sangrado menstrual).
Tratamiento sintomático

La paliación del dolor de la regla se ha buscado tradicionalmente con dos tipos de medicamentos, los analgésicos y los antiespasmódicos.

El uso de morfina, alcohol o cualquier sustancia que pueda conllevar riesgo de adicción está desaconsejado, y esto se cita porque popularmente (actualmente no tanto) se utilizaba mucho el remedio casero de que una copa de “coñac” iba muy bien para los dolores menstruales.

Los analgésicos como el paracetamol producen escasos efectos. El ácido acetilsalicílico no está indicado porque tiene actividad de antiagregante plaquetario, por lo que puede producir un aumento de la hemorragia menstrual.

Tanto los espasmolíticos como los analgésicos, muchas veces combinados entre sí o asociados a otros fármacos, se vende en forma de preparados, y su utilidad en el momento del ataque doloroso es cierta, pero no pueden considerarse como medicación de uso habitual, sobre todo en dismenorreas recidivantes de cierta intensidad.
Antagonistas de las prostaglandinas

Estos fármacos son el tratamiento actual de elección de la dismenorrea.

Los productos más utilizados son los fenamatos, el ibuprofeno, el naproxeno y la indometacina. Actúan impi diendo la for mación de las prostaglandinas E y F, de esta manera logran una dis minución del tono uterino y de la frecuencia de contracciones.

Los resultados son satisfactorios, con mejorías que en algunos casos llegan al 85%.

Los efectos secundarios (síntomas gas trointestinales, cefalalgias, vértigos, irritabilidad, somnolencia, alteraciones visuales) son raros, y se observa casi siempre una cierta disminución de la hemorragia menstrual.
Tratamiento hormonal

Una terapia eficaz es la administración de fármacos que impidan la ovulación, como son los anticonceptivos hormonales. Sus mayores inconvenientes son la necesidad de una administración continuada y los posibles efectos secundarios. Además, al interrumpirse la medicación, sue len volver a aparecer los dolores en el siguiente ciclo.

Si no se quiere lograr un efecto anticonceptivo, solo debería em plearse como tratamiento inicialmente.
Tratamiento quirúrgico

La cirugía de la dismenorrea se ha dirigido esencialmente a suprimir las vías de la inerva ción sensitiva del útero, pero no se realiza hoy en día; solo estará justificado el tratamiento quirúrgico en caso de un fracaso de todos los tratamientos médicos.

2 de abril de 2012

El semen es un antidepresivo natural (y otras virtudes evolutivas de la semilla humana)

Estudios científicos muestran que el semen actúa como una droga psicoactiva en el cuerpo de las mujeres, mejorando su estado de ánimo y sus habilidades cognitivas; las bondades del semen parecen estar relacionadas con ventajas evolutivas 


La vida parece ser dueña de una inteligencia secreta que despliega sutilmente para asegurar su existencia y evolución hacia una mayor complejidad. Una forma de hacer esto en los seres humanos es haciendo del semen una especie de droga psicoactiva, cuyos efectos benéficos hacen que las mujeres sientan la necesidad de recibir esta semilla de luz líquida (en cierta forma hacerlas adictas a la vida, a generar vida, a través de esta sustancia y del estrecho vínculo que provoca). Aunque a primera vista esto podría parecer como un hiperbólico canto falocrático a las virtudes del semen, la realidad científica es que el semen actúa como una droga psicoactiva en el cuerpo de las mujeres.

El descubrimiento de que el semen actúa como un antidepresivo natural se debe al Dr. Gordon Gallup y a la Dra. Rebecca Burch de la Universidad Estatal de Nueva York. Gallup se topó en los años 90 con el intrigante dato de que a diferencia de las mujeres heterosexuales sexualmente activas viviendo juntas, lesbianas sexualmente involucradas no exhibían el famoso “efecto McClintok”, en el que se sincronizan los ciclos menstruales de mujeres que cohabitan el mismo espacio (al igual que hembras de otras especies). Ya que se sabe que las señales olfatorias o feromonas median la sincronía menstrual.

Ante este fenómeno, Gallup y su colega se preguntaron: “Ya que se espera que las lesbianas estén en una relación más cerca e íntima cotidianamente que otras mujeres que viven juntas, ¿qué es lo que ocurre en las mujeres heterosexuales que promueve la sincronía menstrual o qué es lo que ocurre en las lesbianas que impide la sincronía menstrual? Se nos ocurrió que una característica que distingue a las mujeres heterosexuales de las lesbianas es la presencia de semen en las vías reproductivas femeninas. Las lesbianas tienen sexo libre de semen”.

Gallup y Burch dedujeron entonces que ciertos químicos en el semen humano afectan la biología femenina a través de la absorción vaginal, de forma tal que las mujeres que tienen sexo sin condón literalmente huelen diferente que las mujeres que no tienen sexo sin condón, o al menos sus cuerpos emiten feromonas que empalman los ciclos menstruales de mujeres cohabitantes.

Como apunta Jesse Bering en el sitio de la revista Scientific America, los médicos saben desde hace mucho que la vagina es una ruta ideal para la administración de drogas. Esto debido a que la vagina está rodeada de una red vascular: arterias, vasos sanguíneos, vasos linfáticos y, a diferencia de otras rutas de administración de drogas o medicamentos, los químicos que se absorben vía vaginal tienen una línea casi directa con el sistema circulatorio periférico.

Ya que el semen contiene más de 50 sustancias químicas, hace sentido que al ser insertado en la vagina haga efecto en la biología femenina. El complicado perfil químico del semen incluye una serie de hormonas, neurotransmisores, endorfinas e inmunosupresores, cada uno con una función específica y ocurriendo en diferentes concentraciones dentro del plasma seminal. Dentro del cóctel químico (o alquímico, según se vea) del semen se encuentran varios compuestos que afectan el estado de ánimo, incluyendo, cortisol (incrementa el afecto), estrona (eleva el estado de ánimo), prolacitina (funciona como un antidepresivo natural), oxitocina (eleva el estado de ánimo y genera un sentimiento de apego; se le conoce como “la hormona del amor”), hormona liberadora de tirotropina (también un antidepresivo natural), melatonina (hormona que regula el sueño), y hasta serotonina (el neurotransmisor antidepresivo más conocido).

Para probar su hipótesis de que el semen funciona como un antidepresivo, Gallup y Burch hicieron un estudio con 293 mujeres en el campus de la Universidad Estatal de Nueva York. Las participantes del estudio contestaron un cuestionario sobre su comportamiento sexual reciente, incluyendo su uso de condones. Cada participante también completó el Beck Depression Inventory, una prueba usada comúnmente para determinar la presencia de síntomas depresivos.

Los resultados mostraron que las mujeres que tenían relaciones sexuales y “nunca” usaban condones mostraron significativamente menos síntomas depresivos que aquellas que los usaban “a veces” o “siempre”. Estas mujeres que no usaban condón también evidenciaron menos síntomas depresivos que las mujeres que no tenían relaciones sexuales. Significativamente, las mujeres que usaban condón y tenían una vida sexual activa manifestaron síntomas depresivos en la misma medida que las mujeres que se abstenían de tener sexo. Lo que sugiere que no es sólo el sexo lo que hace más felices a las mujeres, sino el flujo seminal pulsando en sus venas.

El mismo estudio mostró que sólo el 4.5% de las mujeres que “nunca” usaban condón consideraban la posibilidad de suicidarse, mientras que 28.9% de la que lo usaban dijeron considerar “a veces” el suicido, mientras que el 13.2% de las que “siempre” usaban condón consideraba el suicidio como una opción.

Aunque no pudimos encontrar el link, Jesse Bering en Scientific America escribe que dentro de uno de los estudios del Dr. Gallup encontró que “las mujeres expuestas al semen se desempeñan mejor en pruebas cognitivas y de aprendizaje”, lo que parece sugerir que el semen no sólo hace felices a las mujeres, también mejora sus aptitudes intelectuales.

Y parece que el semen no sólo tiene efectos sobre la psique de las mujeres, también en los hombres que tienen relaciones homoeróticas sin condón. En un estudio realizado por los investigadores canadienses Dave Holmes y Dan Warner, en el que entrevistaron a hombres gay sobre las razones por las cuales preferían el sexo anal sin condón, una respuesta común fue que el intercambio de semen les suministraba una sensación de “conexión”, que sólo se daba con la eyaculación interna. Aunque esto podría ser una transferencia emocional lacaniana, está también el caso de la tribú Sambia en Papua Nueva Guinea, en la que los niños son sometidos a rituales de ingesta de semen como parte de su paso a la adolescencia. A los 11 y 12 años muchos de estos jóvenes buscan activamente realizar felaciones para obtener el semen y masculinizar sus cuerpos. Aunque esto es parte de un contexto de significación cultural, también es posible que la testosterona del plasma seminal entre a la mucosa oral proveyendo a estos jóvenes de su buscada “masculinidad” y no sólo sea un hecho simbólico.

La química del semen también parece ofrecer otra ventaja evolutiva además de su psicodinámica. A diferencia de otras especies los hombres no cuentan con señales externas para descubrir sus posibilidades de embarazar a una mujer (al menos de que tenga el más refinado olfato, difícilmente podrán percibir que una mujer está en su período de fertilidad). Convenientemente el semen produce dos hormonas femeninas, la hormna luteinizante y la hormona foliculoestimulante. Como contradefensa a la ovulación oculta de las mujeres, estas hormonas ayudan a los óvulos femeninos prematuros a madurar. La hormona luteinizante detona la ovulación y la hormona foliculoestimulante precipita su maduración. Esto hace que la cópula pueda en ocasiones producir ovulación en puntos del ciclo menstrual donde esto no ocurriría. Como todas las drogas, el semen también produce un síndrome de abstinencia. Gallup encontró que las mujeres que tenían sexo sin condón experimentan una depresión más profunda al cortar una relación de pareja que las mujeres que no estaban expuestas al semen de su ex. Estas mujeres expuestas al semen buscan más rápido parejas sexuales presumiblemente para recibir su dosis de semen y medicar su depresión.

“El plasma seminal evolucionó para controlar y manipular el sistema reproductivo femenino para que trabaje en el mejor interés de su donador, el hombre”, dice Gallup. “Si empiezas a pensar sobre el semen en estos términos, el hecho de que el semen pueda ser un antidepresivo se vuelve muchos más interesante ya que puede promover la vinculación entre una mujer y su pareja sexual”.

Gallup actualmente se encuentra estudiando el efecto del estado mental de un hombre al momento de eyacular por la composición de su semen. Es posible que ciertas muestras de semen puedan ser potenciadas por el estado mental del sujeto que las produce. Algunos hombres tal vez sean capaces de producir una especie de elixir (El mago Aleister Crowley usaba el semen para prepara sus llamados Pasteles de Luz, una especie ostia cósmica para comunicarse con el mundo astral) mientras que otros solamente producen una versión poco concentrada de esta droga psicoactiva que se encuentra en sus testículos.

No es nuestra intención, sin embargo, suscitar expresiones del tipo “No soy doctor, pero mis testículos son proveedores farmacéuticos con licencia” o un sinnúmero de albures científicos que se pueden generar con este “Prozac en la próstata”. Tampoco llamar al sexo universal sin condón para un mundo mejor, más feliz y colocado. Evidentemente el sexo sin condón y sus mieles deben de estar reservados a la madurez emocional y a las responsabilidad social.

Por último sería interesante descubrir si la mucosa vaginal tiene algún efecto en la psicobiología del hombre, aunque el pene evidentemente no sea una vía de ingestión tan efectiva como la vagina. No debe ser raro que esta sustancia (los químicos producidos por la mujer durante el acto sexual) tenga alguna ventaja evolutiva en el hombre.


Fuentes: Scientific America y PopsSci

Estudio: Mujeres con cáncer de mamas que consumen soja se vuelven resistentes al tratamiento

Las mujeres que consumen soja de adultas y que sufren de cáncer de mamá podrían correr el riesgo de convertirse en resistentes al tratamiento, según una investigación publicada en Estados Unidos este lunes.

Un estudio en ratas de laboratorio mostró que aquellas que fueron alimentadas con soja durante toda su vida respondieron bien al popular tratamiento de cáncer de mamá tamoxifen, mientras las que comenzaron a tomar el alimento como adultas y luego de haber desarrollado el cáncer, eran resistentes al mismo.

La investigación ofrece indicios de posibles razones por las que el tamoxifen deja de funcionar y permite que los tumores se reproduzcan de nuevo en algunas mujeres, afirmaron los científicos de la Universidad Georgetown, que presentaron sus conclusiones en una conferencia en Chicago.

“Los resultados sugieren que las mujeres occidentales que consumieron soja como adultos deberían dejar de hacerlo al ser diagnósticadas de cáncer de mama”, dijo la autora principal del estudio, Leena Hilakivi-Clarke, profesora de oncología en Georgetown.

La soja contiene isoflavonoides que imitan la producción de estrógeno en el cuerpo, solo a niveles muy bajos, y es considerada una fuente de proteína saludable, que se encuentra en comidas como el tofú, el miso, porotos verdes y la leche de soja.

Sus potenciales beneficios contra el cáncer de mama están vinculadas a unos bajos niveles de receptores hormonales positivos que se observan en mujeres asiáticas, que viven en lugares donde el consumo de soja es común.

Dado que el tamoxifen se prescribe típicamente a pacientes de cáncer de mama con receptores de estrógeno o progesterona de tipos de tumores de receptor positivo, las conclusiones del estudio indican que la adopción de una dieta de soja en la parte adulta de la vida podría anular el efecto de ese tratamiento médico.